3.9.08

Kafka va al cine / Kafka goes to the movies

"Los espectadores se quedan petrificados cuando pasa el tren". Esta frase algo enigmática inauguró alguno de los diarios de Franz Kafka, allá por 1909, y ahora Hanns Zischler, un conocido actor alemán, la recupera en Kafka va al cine (Editorial Minúscula), un libro fascinante que bucea en los diarios íntimos del escritor checo y rastrea todas sus notas e impresiones como espectador de cine.

La anotación de Kafka suena como un eco lejano, como una reminiscencia literaturizable de aquellas primeras décimas de segundo del big bang cinematográfico. En ella se revela ya el problema con el que a partir de ahora se verá confrontado el escritor del diario y el espectador de cine: ¿qué puede fijarse bajo el aluvión de imágenes y cómo fijar 'eso'? Este es un problema para la percepción, cada vez más trastocada, menos en un sentido físico que literario. Todo el espectro de los pequeños trances de quien va al cine, el llanto, la distracción, el entretenimiento sin límite, son las huellas afectivas y las resonancias de imágenes que Kafka, sólo de manera muy esporádica, trasladó a su escritura como una descripción de imágenes.

Los escritores siempre han mantenido curiosas relaciones con el cine. Muchos lo usan como fuente de inspiración mientras que otros reniegan de él. Hoy día el lenguaje del cine está tan asimilado por todos que incluso un escritor prestigioso como Murakami no duda en reconocer las películas que inspiran muchos de los pasajes de sus novelas. ¿Pero qué pasó al principio? ¿Cuáles fueron las primeras reacciones de los escritores ante el descubrimiento de este nuevo arte de contar historias? Lo interesante del caso de Kafka es que, al mismo tiempo que el cine daba sus primeros pasos, él empezaba a formarse como escritor.

Los ratos libres que podía sacar entre la rutina del trabajo y las horas consagradas a la escritura eran pocos; aún así, en sus diarios quedan registradas salidas constantes que aprovechaba para refugiarse en alguna de las salas que empezaban a proliferar en Praga. Sus anotaciones sobre películas son siempre lacónicas y más bien descriptivas, pero trazan un punto de vista único y original sobre la evolución del cine en sus dos primeras décadas.

Después, Kafka se debió sentir algo decepcionado, y cuando su amigo Gustav Janouch le preguntó por el invento, le soltó la siguiente reflexión: "Es cierto que es un juguete extraordinario, pero yo no lo resisto, tal vez porque tengo una predisposición demasiado óptica. Soy un hombre visual. En cambio, el cine impide la mirada. La fugacidad de los movimientos y el rápido cambio de imágenes nos fuerzan constantemente a echar un simple vistazo. No es la mirada la que se apodera de las imágenes, sino que son éstas las que se apoderan de la mirada. Inundan la conciencia. El cine supone ponerle un uniforme a un ojo que hasta entonces había ido desnudo."

Fragmento del libro de Hanns Zischler, Kafka va al cine, Ediciones Minúscula.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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silja

Alejandro Tantanian dijo...

hello silja. there is an edition in english. you can see here:
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but perhaps it will be difficult to get it or too expensive... but just in case i drop you this tip. best